Regulando el Impacto Económico, Social y Medioambiental de las Empresas


Álvaro Bustos 

Hace poco más de un mes la CMF emitió la nueva norma NCG 461. Esta norma impone a los emisores inscritos en el Registro de Valores incluir en sus memorias anuales información asociada a su gestión en temas ESG (environmental, social & governance). Aún quienes creemos en los mercados como fuente de bienestar privado y social, aceptamos que la regulación debe cumplir un rol cuando hay imperfecciones de mercado. En lo referido a ESG, estas imperfecciones toman la forma de externalidades y asimetrías de información. Sin embargo, mientras ciertos aspectos de la nueva norma son destacables, otros son mejorables. Es destacable que la norma busca compensar un déficit en estándares regulatorios ESG (según la OECD, 2021, dentro de un grupo de 50 países, solo Chile e Indonesia no tienen provisiones similares a la NCG 461). Adicionalmente, la norma considera que la aproximación de cada empresa a temas como el impacto medioambiental puede ser diferente y considera al ESG como parte integral del modelo de negocios y la estrategia de cada empresa. Por último, también es positivo que la norma incentiva la estandarización de la información. Dicho eso, la norma es mejorable en una serie de aspectos. Primero, en ciertas dimensiones, es bastante paternalista. Por ejemplo, la pregunta sobre uso de procedimientos de aprobación de los accionistas del sistema de compensaciones para ejecutivos denota el “empuje” al uso de una práctica (Say-on-Pay) que en USA ha derivado en una indeseable sobre-estandarización (Cabezón, 2021). Segundo, la avalancha de información que producirá la norma, lleva a preguntarse si los agentes serán capaces de internalizarla adecuadamente. La diversidad de métodos usados para clasificar el desempeño de las empresas en ESG sugiere que, en ciertos temas, puede generar más confusión que claras señales. Tercero, queda la duda si hubo una adecuada consideración de los costos que involucra el cumplimiento de la norma. Finalmente, así como es valiosa la estandarización de la información, también es valiosa su continuidad. La NCG 341 duró 3 años y la NCG 385 durará 7 años. Con poca continuidad en mediciones es difícil aprender que funciona y que no funciona. La relevancia del ESG en la empresa moderna es indesmentible, pero debemos recordar que el ESG es solo un elemento más en el permanente desafío de las empresas de crear valor.

 

Profesor Asociado, Escuela de Administración UC.

Director, Centro de Gobierno Corporativo Pontificia Universidad Católica de Chile

 Princeton Ph.D.