María Alicia Montes
Gerente de Asset Allocation de AFP Cuprum.
Trabajar en una empresa implica tomar decisiones cada día, desde los temas más simples, como qué y cuánto comprar y a qué proveedores, hasta otros de alta complejidad, como puede ser un cambio estratégico sobre la apertura o cierre de una línea de negocio.
Por eso es que un buen Gobierno Corporativo es esencial para completar un mapa de procesos exitoso y contar con una guía de dónde mirar en tiempos incertidumbre. Tener un marco claro para la toma de decisiones facilita las interacciones y minimiza potenciales conflictos que surgen ante el trade-off natural de lo que se hace versus lo que se deja de hacer. De ahí la importancia de que toda la organización lo conozca y sepa qué se puede o no hacer, y a qué instancias acudir para la aprobación de casos excepcionales.
Cuando un Gobierno Corporativo genera, entre otros y ex ante, reglas claras de resolución de conflictos y guías de comportamiento y ordenamiento empresarial, facilita no sólo la operación cotidiana, sino también la gestión de una crisis, sea cual sea su índole o magnitud. De esta forma, se gana tiempo valioso y se aminoran o evitan los cuestionamientos de las partes involucradas en cuanto a la ruta y forma de actuación, para lo cual un aspecto fundamental es ordenar las estructuras de poder y decisión, definiendo atribuciones, límites y contrapesos.
Las entidades que administran recursos de terceros actúan como fiduciarios de sus clientes y su responsabilidad es velar porque los recursos que les hayan sido encargados se asignen a las empresas que ofrezcan el mejor retorno futuro. Después de años de analizar los mercados financieros he llegado a la conclusión de que lo más relevante para proyectar una rentabilidad atractiva es la estructura mediante la cual las personas toman sus decisiones y definen sus planes futuros, incluso por encima de cuál sea la industria en la que opera la empresa.
En este sentido, para los inversionistas es relevante entender y tener claridad respecto de las estructuras mediante las cuales se decidirán los lineamientos, políticas y personas que definirán el desempeño futuro del negocio. En línea con lo anterior, es necesario que quienes nos desempeñamos en este rubro estemos continuamente revisando estos fenómenos, que por su naturaleza son evolutivos. Para ello, es necesario mantenerse informados respecto a las tendencias y nuevas contingencias que se levanten en las empresas, a fin de ajustar los criterios de evaluación y el impacto que estos tienen en los precios de los activos.
En AFP Cuprum, en conjunto con el Centro de Gobierno Corporativo de la UC, hemos buscado aportar con un “granito de arena”, actualizando nuestro “Manual de Gobierno Corporativo”, próximo a ser publicado, en que delineamos, entre otros temas, cuáles son las mejores prácticas que debiesen adoptar las empresas para velar por que quienes integren sus Directorios sigan objetivos claros, justos, balanceados y que velen por todos los accionistas por igual.
Tengo la convicción que la transparencia, las estructuras claras y los contrapesos en las instancias de toma de decisión al interior de los Directorios de las empresas que estén listadas en mercados públicos mejoran la rentabilidad y sostenibilidad en el largo plazo. Y a la vez, estoy segura de que, si quienes participamos en el mercado de capitales trabajamos colaborativamente, compartimos lo que consideramos buenas prácticas y recibimos retroalimentación constructiva podremos obtener mejores resultados.