Luis Hernán Paúl
Director del Centro de Gobierno Corporativo UC
Que los directorios de las instituciones sin fines de lucro no sean remunerados no debe verse como una condición que permite a los directores hacer su trabajo de forma menos diligente que el que harían como directores de una empresa con fines de lucro.
Existe la percepción de que los directorios de las instituciones sin fines de lucro funcionan por lo general peor que los directorios de las empresas con fines de lucro. Sin embargo, ello no tendría porque ser así, si los primeros siguieran algunas prácticas de gobiernos corporativos ampliamente reconocidas en la esfera privada.
Entre estas prácticas una clave es la capacidad del directorio de atraer a la dirección ejecutiva o gerencia general a una persona que cuente con el perfil apropiado para dirigir la institución en el día a día. Y la razón de esto es muy simple: cuando una institución o una empresa dispone de un buen gerente general casi todas las cosas se hacen más fáciles de gestionar.
Otra práctica importante es contar con un presidente con la debida capacidad del ejercicio de su rol. Esto facilita enormemente la adecuada coordinación del trabajo que efectúan los directorios, el cual en este tipo de instituciones tiende a ser tan importante como el que realizan sus administraciones en el día a día.
Hay estudios que indican que, en las empresas con fines de lucro, el contar con un buen presidente explica del orden del 50% del desempeño de sus directorios. En el caso de las instituciones sin fines de lucro estoy seguro que dicho porcentaje es aún mayor.
Una práctica que también ayuda enormemente es la adecuada selección de los directores de la institución. Lo que se necesita en este caso es que la composición del directorio sea acorde a las capacidades y/o experiencias requeridas para el cumplimiento del propósito de la institución. Y una de las capacidades más comúnmente requeridas en este tipo de organizaciones es la del levantamiento de fondos, ya sea en forma directa o indirecta.
Por directo entiendo la capacidad que tengan de aportar fondos ya sea en forma personal y/o a través de las instituciones con las que está directamente relacionado. Por indirecta entiendo las redes a las cuales puede acceder el director para solicitar apoyo financiero a terceros.
Pero también es necesario que hayan directores con otras capacidades, en especial la de orientar a la administración de la institución para que esta sea efectiva y se maneje de forma eficiente.
Para hacer posible este objetivo es muy recomendable que los directores tengan un período de vigencia establecido. En efecto puede darse el caso que hay buenos directores que están dispuestos a apoyar la institución sólo por un cierto período de tiempo y/o, lo que es muy común, que hayan directores que en papel se proyectaba podían ser un gran aporte pero en la práctica no lo son, los cuales conviene reemplazarlos por otros directores que estén de verdad dispuestos a cumplir su rol.
El hecho que los directorios de las instituciones sin fines de lucro no remuneren a los directores no debe verse como una condición que permite a los directores de este tipo de organismos hacer su trabajo de forma menos diligente que el que harían como directores de una empresa con fines de lucro. En efecto, hay muchas instituciones en las cuales el cumplimiento de su propósito en forma clara y tangible puede ser para sus directores una motivación tan importante como la remuneración económica en las empresas con fines de lucro.
Puedes ver la columna publicada el 30 de mayo 2025 en Ex-Ante