Alejandra Wood Huidobro
Directora ejecutiva del Centro de Gobierno Corporativo UC
La anticipación es clave. Y una herramienta central para ello es el mapa de riesgos: una lectura estructurada y dinámica de los factores políticos, regulatorios, fiscales, reputacionales y sociales que pueden afectar al negocio. El buen directorio no se limita a reaccionar: prevé, ordena y prepara respuestas institucionales para distintos escenarios.
Un estudio de 2024 publicado en Humanities and Social Sciences Communications de Nature Magazine demostró que, cuando aumenta significativamente la incertidumbre política en el entorno de una empresa, su nivel de riesgo también crece en promedio un 2,5 %. El efecto es aún más marcado en compañías grandes o con alta exposición pública.
Otro trabajo del mismo año, en Journal of Empirical Finance, reveló que esa misma incertidumbre incentiva a las firmas a revelar más “malas noticias” —como previsiones negativas—, lo que reduce el riesgo de caídas súbitas en el valor de sus acciones. En la práctica, implica que es mejor decir la verdad a tiempo, ser transparentes y proteger el valor de mercado.
En Chile, ya se anticipa una elección presidencial que, como suele ocurrir en América Latina, vendrá acompañada de propuestas de cambio en pensiones, impuestos y energía. Los programas de gobierno comienzan a circular y el Congreso podría renovarse profundamente. Es un escenario legítimamente político, pero también altamente incierto. Para las empresas, especialmente aquellas con alta exposición pública o regulatoria, no es un año más.
En estos entornos, el gobierno corporativo debe actuar con más gobernanza, no menos.
La anticipación es clave. Y una herramienta central para ello es el mapa de riesgos: una lectura estructurada y dinámica de los factores políticos, regulatorios, fiscales, reputacionales y sociales que pueden afectar al negocio. El buen directorio no se limita a reaccionar: prevé, ordena y prepara respuestas institucionales para distintos escenarios.
¿Qué puede hacer concretamente un gobierno corporativo frente a un año electoral?
- Actualizar el mapa de riesgos político-regulatorio con foco en reformas clave y cambios institucionales probables.
- Reforzar la transparencia: comunicar más —no menos—, especialmente con inversionistas, autoridades y comunidades.
- Fortalecer el análisis prospectivo: dedicar sesiones del directorio a escenarios alternativos de corto y mediano plazo.
- Delimitar con claridad su posición pública: evitar el activismo político, pero sostener principios institucionales en temas que afectan al negocio o su entorno. Revisar el plan de continuidad del negocio bajo hipótesis de alta incertidumbre o cambios abruptos de regulación.
La experiencia internacional ofrece aprendizajes valiosos. En Estados Unidos, por ejemplo, muchas compañías aumentan voluntariamente sus reportes financieros antes de elecciones, buscando estabilizar expectativas del mercado y blindar su valor frente a escenarios adversos. Esta práctica ha sido documentada por Harvard Business Review en 2024. En Europa, el concepto de corporate political responsibility ha tomado fuerza: actuar en la esfera pública, sí, pero con límites, transparencia y responsabilidad institucional.
Gobernar en tiempos electorales no es más difícil. Es distinto.
Requiere templanza, análisis riguroso y una actitud proactiva. Y esa es precisamente la marca de un buen gobierno corporativo: su capacidad para responder con solidez cuando el entorno tiembla.