Francisco Orrego
Diciembre 2020 - “Cuando no existe confianza respecto de la forma en que se gestionan los procesos y recursos al interior de una organización, no hay resultado que pudiera ser considerado creíble. Una sentencia que parece obvia, pero que no siempre es atendida; y que, tratándose de empresas públicas, surge como un deber, aunque muchas veces se minimice su importancia. Para revertir esta desconfianza, resulta fundamental la implantación de robusta una cultura de integridad y transparencia en las empresas estatales.” Leer columna